Protección de los pacientes contra las úlceras por presión
Las úlceras por presión son un problema creciente en los centros de atención médica. Como proveedor de atención médica, sabe que el tratamiento de las úlceras por presión requiere tiempo y recursos. Eso aumenta la carga de trabajo y los gastos del centro. Sobre todo, las úlceras por presión causan dolor y retardan la recuperación del paciente. Por estos motivos, es muy importante prevenir las úlceras por presión con una atención cuidadosa y acelerar la recuperación con el tratamiento correcto. Tomar las precauciones correctas para evitar las úlceras por presión implica mucho menos tiempo y menos recursos que tratarlas una vez que aparecen.
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Use guantes para disminuir el riesgo de infección. |
Un problema complejo
Las úlceras por presión son lesiones localizadas, ya sea en la piel o en el tejido subyacente, como consecuencia de una presión constante. Por lo tanto, los pacientes con problemas de inmovilidad tienen un riesgo más alto de desarrollar úlceras por presión. El riesgo también puede aumentar mucho a consecuencia de otros problemas de salud, como una inmunidad baja o una edad avanzada. Sin embargo, incluso en estas condiciones difíciles, las úlceras por presión pueden prevenirse si se toman las medidas adecuadas. Lo más importante que se puede hacer respecto de las úlceras por presión es prevenir. Una vez que se forma una úlcera profunda de este tipo, su cicatrización es muy difícil.
Medidas para la atención
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Evalúe el riesgo de úlceras por presión de cada paciente cuando ingresa al centro y durante toda su estadía.
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Documente en detalle sus observaciones.
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Prevenga las úlceras limitando el tiempo que el paciente permanece en una misma posición.
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Involucre a los familiares del paciente en la prevención desde el principio.
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Evalúe las úlceras por presión existentes para determinar en qué etapa se encuentran.
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Trate las úlceras por presión de manera rápida y correcta para acelerar su curación.
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Reduzca el riesgo de infección usando guantes y aplicando un método de lavado de manos correcto.
Evalúe el riesgo del paciente cuando ingresa en el centro
Debe evaluarse el riesgo inicial de cada paciente apenas ingresa. Esto implica realizar una evaluación completa de la piel y obtener información médica sobre el paciente. Los factores de riesgo del paciente de tener úlceras por presión también deben enumerarse en la evaluación. Utilice una herramienta aprobada por su centro para la evaluación de este riesgo, como la escala Braden o la escala Norton. Asegúrese de documentar si su paciente presenta cualquiera de las siguientes características:
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Inmovilidad o inactividad
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Peso insuficiente o excesivo
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Malnutrición o deshidratación
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Incontinencia
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Enfermedad sistémica, como diabetes o anemia
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Está recuperándose de una cirugía
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Está siendo medicado con esteroides o sedantes
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Tiene un edema
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Tiene trastornos sensoriales o un nivel de conciencia alterado
Evalúe y documente el progreso del paciente
Es importante hacer una evaluación completa y tener la documentación correcta para controlar el progreso del paciente. Ambas deben realizarse durante cada turno. La evaluación y la documentación también muestran que usted y el resto del personal en su centro están tomando las medidas adecuadas para prevenir, manejar y tratar las úlceras por presión. Si el centro y la historia clínica electrónica lo permiten, puede cargar una imagen de la úlcera por presión en el historial del paciente. Incluya fotos para mostrar los cambios en la úlcera.
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Evalúe cuidadosamente: Evalúe de forma correcta a cada paciente para identificar el estadio de la úlcera por presión. Preste atención especial al examinar a pacientes con tono de piel oscura para detectar úlceras por presión. Los cambios de color de la piel pueden ser más difíciles de detectar en estos casos. Tenga bien claro qué partes del cuerpo son particularmente propensas a desarrollar úlceras por presión, como los talones, codos, caderas y encima de los glúteos. Además, sepa cómo disminuir la presión y las fuerzas de fricción en estas zonas.
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Documente de forma detallada. Una vez que haya evaluado al paciente y estadificado la úlcera, documente los resultados. Hágalo de manera completa y descriptiva. De esta manera, dará un informe claro del estado de la herida y de su progreso. Documente lo siguiente:
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El nivel de dolor del paciente según la escala de dolor utilizada en su centro.
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La longitud, el ancho y la profundidad de la úlcera por presión.
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El tipo de tejido presente en la herida, por ejemplo si hay escara o granulación.
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La presencia de cualquier tipo de exudado y sus características, por ejemplo si se trata de líquido serosanguíneo. Anote también la cantidad, color, consistencia y olor del exudado.
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La presencia de un túnel subcutáneo, un tracto sinusal o socavado. Resulta muy útil colocar un dedo enguantado en la herida y sondear. De ese modo, puede evaluar la profundidad de la herida y descubrir túneles que no se habían detectado antes con un examen superficial simple. Es posible que llegue a sentir el hueso en la base de la herida. Esto representa un alto riesgo de osteomielitis, una infección del hueso subyacente.
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El estado de la piel circundante. Anote cualquier señal de infección, como enrojecimiento o calor en la piel, o lesiones por presión, esparadrapo u otras causas.
Precaución
Nunca rebaje la estadificación de una úlcera por presión que está cicatrizando. Por ejemplo, no reclasifique una úlcera en estado 4 que está cicatrizando como úlcera en estado 3. Siga documentando las características de la úlcera con respecto a su estadificación inicial.
Recursos profesionales
Existen diversos recursos profesionales para ayudar a cuidar a los pacientes y prepararlos para recibir el alta. Es posible incluso que su centro tenga un equipo de atención de heridas que monitorea el estado de la piel de los pacientes. No dude en aprovechar todos los recursos disponibles para la prevención y el tratamiento de las úlceras por presión. Siga el protocolo de su centro para remitir a los pacientes a otros especialistas. Algunos de estos especialistas incluyen los siguientes:
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Terapeuta ocupacional o fisioterapeuta
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Nutricionista
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Enfermeros especializados en heridas, ostomía y continencia
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Cirujano
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Especialista en enfermedades infecciosas
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Educador en cuestiones de diabetes
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